lunes, agosto 01, 2005

Diario de un Guerrero

DIA CUATRO

Han desertado alrededor de cincuenta soldados, no son muchos pero a este ritmo llegaremos al norte siendo menos de cinco mil y eso no sería bueno para nosotros. Dormimos alrededor de seis horas, que son las horas en las que las oscuridad tiende su largo velo por el mundo y no nos deja ver más allá de dos metros. Creo que si no fuera por la oscuridad nuestro General nos haría avanzar sin descanso, está como poseído por llegar al norte. Ojalá todos los soldados se contagiaran de su entusiasmo y valor.

Hemos tenido suerte por fin, hemos llegado a un río del que se decía que en esta época del año solía estar seco pero no ha sido así. Se han llenado todas las cantimploras y también los barriles de los carros, para cuando empiece a escasear el agua habremos llegado a las tierras heladas por lo que ya no habrá problema, comeremos hielo.
He comido con unos soldados que no conocía y nos hemos reído mucho, mientras conversábamos me he preguntado a qué se dedicarían antes de ser guerreros, ¿serían agricultores, herreros, pescadores…?, también me he preguntado lo que era yo antes de formar parte de este ejército y no he conseguido acordarme, estos cuatro últimos años de continuas batallas han terminado con mis recuerdos y por lo que parece no me ha afectado a mi solo porque nadie habla del pasado. Eso es lo peor de todo, que no tenemos pasado y eso nos hace ser más fieros y despiadados, es lo que nos hace ensañarnos con los cadáveres de nuestros enemigos. Muchos de los soldados no tienen familia, unas fueron asesinadas y otras… no se sabe donde pueden estar aunque Dios quiera que estén muertas, eso sería mejor que ser esclavos de ellos.

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