domingo, julio 16, 2023

El puzzle

    Con este dolor de cabeza persistente, estoy pasando el COVID, estaba recordando todas las cosas sencillas que me gustan hacer y que ahora no puedo, incluso escribir me supone un esfuerzo sobrehumano. Pero en unos pocos días todo pasará.


   Me estaba acordando del último puzzle que hicimos mi hijo y yo, él tiene 11 años. Hemos hecho tres ya y el cuarto nos está esperando dentro de una caja. El mérito no es hacer el puzzle, el mérito es que un niño de 11 años quiera hacer un puzzle con su padre. El niño tiene mangas para leer, un server de Minecraft que moderar, videos de Youtube que ver, salir con amigos a la calle, ir al cine, estar con su hermanita pequeña… lo que viene siendo una vida de un niño de hoy en día. 

    Para mi esas horas son oro, pasamos muchos ratos en silencio, absortos en el puzzle, otras veces comentamos alguna pieza y nos devanamos los sesos no encontrando la cara de Thanos, por ejemplo (el puzzle es de Súper Héroes de Marvel). Yo soy más de empezar haciendo el recuadro de alrededor del puzzle y él es más de ir buscando piezas de una zona determinada. Lo que más me fascina es ver como avanzamos poco a poco, no es rápido, a veces ponemos unas cuántas piezas seguidas, pero lo habitual es que no sea así. Somos las manecillas de un reloj, no tenemos prisa, pero el segundero no para y vamos consiguiéndolo.

   El puzzle tiene muchos momentos inolvidables, el primero es la compra del mismo. Viendo cuál puede ser, alguno que nos guste a los dos, ahí ya tenemos que ponernos un poco de acuerdo. Está el momento de abrirlo y ver la cantidad de piezas (1000) que tiene. Cuando consigo hacer el recuadro ya parece que tenemos algo y nos ponemos contentos. También nos enfadamos cuando alguno se lleva alguna pieza pegada a la palma de la mano o al codo sin querer. También me encanta cuando encontramos piezas difíciles. Pero lo que más es cuando quedan pocas piezas y cada vez que colocamos ovacionamos con un "olé", así hasta que llegamos a la última y es la que más nos cuesta poner, la vamos moviendo poco a poco a su lugar, con leves toques, yo quiero que la coloque él y él quiere que la coloque yo, así nos tiramos unos minutos y al final saltamos y gritamos "campeones, campeones…". Luego la foto de rigor y por wasap a la familia.

   Después de todo no es hacer el puzzle, es el camino y el tiempo. El puzzle terminado nos abre otro camino y cada vez que miramos alguno colgado de la pared tenemos muchas anécdotas que contar sobre aquella pieza que no aparecía o vete a saber qué.


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