viernes, julio 24, 2015

¿Eres feliz?

A veces me siento en algún banco, miro el movimiento de las hojas intentado entender el algoritmo que crea ese baile sin final, miro al cielo y sé que detrás de ese azul tan bonito hay un espectáculo todavía mayor.
   Leo alguna novela e intento captar lo que el escritor sentía cuando escribía las palabras que me atrapan. Cuándo yo escribo solo siento sentimientos que tal vez se escapen a mi comprensión.
   Veo a mi hijo jugar, luego siempre le pregunto si es feliz. Me da miedo el día que me diga que no.
   Me miro al espejo y solo veo un reflejo, ni rastro de  mi interior, ni en mis ojos me descubro.
   Me da miedo preguntarme si soy feliz, solo sé que la belleza del espacio no me es desconocida, que me apasiona leer y escribir, que soy yo y no una imagen falsa proyectada y que tengo un hijo que es feliz.

¡Uff, cómo explicarlo!

No tengo ningún don especial, no soy ni siquiera un aventajado en la más nimia materia, tampoco llego a saber todo lo que desconozco y quizás ni llegue a saberlo nunca. La poesía me supera intelectualmente y anhelo ser un romántico.
   Pero como la mayoría de las personas creo que soy más inteligente que la media,  la única diferencia es que enseguida me doy cuenta de que soy un simple humano más, mientras otros pasan toda su vida creyendo esa mentira.
   Llegados a este punto puedo hacer un resumen de mi mismo, soy un neófito en todo que aspira a saber un poco de algo. Gracias a esto soy consciente de que necesitaría mil vidas o algún millón más para llegar a hacerme una idea de lo que desconozco. Así que toda esta diarrea verbal para lo único que me sirve es para recordarme a mi mismo que quizás Carpe Diem puede tener otro sentido en la vida de algunas personas.
   Por desgracia tampoco soy un intelectual pedante ni mi vocabulario excede al de la media. Pero pensándolo bien, estar en la media ya es bastante… para aquél qué sé conforma.

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