Problema...

Aquella mañana no tuvo más remedio que levantarse de la cama.

Cuando despertó aún era de noche, no había podido descansar porque tenía un problema que no se lo permitía, cerró los ojos pero no desapareció como hubiera deseado. Apretó los dientes como si le doliera alguna parte de su cuerpo y se incorporó, le costó horrores el hacerse a la idea de tener que afrontar ese nuevo día.

La ducha pareció sentarle bien, al menos se relajó durante esos diez minutos, y se puso guapa, en realidad ella era guapa de por sí. Luego, en la cocina, rebuscó entre las estanterías de la despensa esperando encontrar algo que le abriera el apetito, al final se decidió por unos donuts de chocolate y un zumo de piña. Mientras desayunaba encendió el televisor y las imágenes tan duras que vio le recordó que tendría que salir ahí fuera, al mundo real, y luchar contra sus problemas.

Los coches ya no llevaban los faros encendidos, ya era de día, ella se había entretenido haciendo la cama y limpiando un poco la cocina. Le gustaba mirar quién iba dentro de los coches, una vez vio a un famoso dentro de uno y desde entonces tenía esa afición. Ella sin embargo apenas cogía el suyo, prefería andar, ya que aparcar no era su fuerte.

Casi se dio de bruces contra una farola pero en el último momento la evitó gracias al aviso de un señor. Ella le sonrió, él también sonrió pero porque se estaba imaginando el golpe que se hubiera dado de no haberla avisado. Se dijo a sí misma que todo saldría bien, conseguiría solucionar el problema, pero interiormente se decía que no, que era casi imposible.

Se sentó en un banco y respiró hondo, le faltaba el aire, los nervios le estaban ganando la partida como otras tantas veces. Cabizbaja y casi rendida...

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¿Cómo termina?