domingo, julio 23, 2006

Conmigo mismo.

Antes de comenzar con el rollo les recomiendo que lean lo siguiente:

En el mundo de Raquel
En el mundo de Raquel II

Tanakil me sugirió sin quererlo que escribiera sobre la soledad, tema muy recurrente en este blog como ya saben ustedes. De hecho hubo un tiempo en el que tuve que cambiar la línea de mis escritos porque notaba que daba una imagen de mi mismo que era equivocada, no que no fuera cierta.

La soledad o el estar conmigo mismo es algo que siempre ha sido inherente a mi. De pequeño recuerdo que me gustaba jugar solo, tenía mis ratos de diversión con los niños del barrio pero a la primera de cambio buscaba el estar solo. Y es que el buscar ranas en el río no era lo mismo si iba solo, era más peligroso. Y es que el ir en bici no era lo mismo si iba solo, era más aventura.

No obstante he de decir que por norma general siempre estaba rodeado de amigos y amigas por eso digo lo de "buscar" el estar solo. Y es que si nos adentrábamos en las selvas amazónicas para explorar yo era el capitán..., si jugábamos al fútbol yo era el que "hacía pies" para elegir mi equipo, si nos peleábamos yo era el que había comenzado la pelea y también era el primero en pedir perdón.

También me influyó mucho el ser "el nuevo" en los colegios en los que estuve, ser "el nuevo" en el cole y en el barrio tiene sus ventajas pues todo el mundo quiere ser amigo tuyo. Más en mi caso porque pronto aprendí que para ser respetado tenía que enfrentarme a los "niños malos" a la primera de cambio, alguna torta me llevé pero el respeto es el respeto. Lo de ser "el nuevo" me beneficiaba en que podía elegir con quien juntarme y con quien no, no tenían opción a no aceptarme. Con el tiempo defraudaba a mucha gente porque no me ha gustado juntarme nunca con los malos, ni con los guapos sino que he tirado siempre hacia los de gafas o hacia los deportistas.

De más mayor aprendí que me gustaba estar solo. Me encantaba pasar horas muertas en mi habitación escuchando música o estudiando y si no estudiando al menos mirando las enciclopedias o leyendo algún tebeo o libro.

Luego comencé a salir por las noches y descubrí que necesitaba estar solo en muchos momentos. Buscar a un amigo o fumarme un cigarro fueron mis vias de escape para estar solo un par de minutos.

Hoy en día sigo siendo el chico extrovertido que era pero... pero soy totalmente consciente de que soy muy solitario, o mejor aún, que me gusta estar conmigo mismo.

4 comentarios:

Isthar dijo...

Yo me pasaba muchas más horas de niña sola que acompañada, aunque no por decisión propia. Después me acostumbré.

Tiempo más tarde me empecé a sentir sola y dejo de gustarme la soledad.

Ahora necesito mi espacio para estar a solas de vez en cuando, no le temo a la soledad pero no me gusta siempre.

No hay peor soledad que aquella que siente uno estando acompañado...

nocheoscura dijo...

Pues en esto coincidimos. Me gusta tener mis momentos pero no la soledad completa o absoluta.

Noemi Risco Mateo dijo...

De pequeña aprendí a jugar sola porque era hija única y la verdad es que no era una cosa que me desagradara, creo que te ayuda a desarrollar la imaginación. Por otro lado, me pasa como a vosotros, me gusta la soledad, pero cuando me apetece, ya que muchas veces necesito tener compañía y hablar con alguien. Eso sí, las multitudes nunca han sido lo mío. Siempre hemos sido dos o tres a lo mucho, menos en mis fiestas de cumpleaños que nos juntábamos unos cuantos :)

nocheoscura dijo...

Tampoco lo mio han sido las multitudes.

Yo soy el mayor de cuatro herman@s.

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